martes, 16 de septiembre de 2014

Ni la tradición ni la “diversión” de nadie pueden justificar el maltrato animal.

Mucho he leído sobre el asunto, con innumerables argumentos para prohibir y penalizar una práctica de este tipo, pero no podía estar de expresarme.
Cuando veo los telediarios iniciarse un año más con las imágenes del malogrado “Toro de la Vega” en Tordesillas siento nuevamente la indignación ante lo que aún hay quienes defienden como “cultura”. Y de hecho lo es: pero cultura del maltrato y la violencia hacia los animales.

¿Cómo puede la identidad de ningún grupo, pueblo o país admitir prácticas lesivas de este tipo?

¿Qué clase de sociedad pretendemos haciendo de la violencia un divertimento que enseñar a nuestros hijos e hijas?


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